2 de diciembre de 2008

La infancia, etapa ideal para enseñar ecología

ESCUELA Y FAMILIA DEBEN TRABAJAR JUNTAS PARA CONCIENCIAR A LOS NIÑOS

Es preciso asumir una actitud positiva con relación a la naturaleza.
SANTO DOMINGO.- Un día reciente a la hora del almuerzo, Catalina Tarrazo habló con su familia de su preocupación sobre la conservación de un lugar tan especial como las dunas de Baní.

Tarrazo no es ecologista ni nada por el estilo. Tiene siete años y es una de las estudiantes de segundo grado del colegio The Community For Learning, donde aprendió sobre los peligros que acechan a la importante reserva científica de la provincia Peravia.

Su madre, Norma Oliveira, cuenta que, tras aquella primera conversación, la pequeña se dedicó junto a su hermanita a buscar información en Internet y elaboró afiches que repartió en la clase de yoga a la que asiste por las tardes.

Al principio le dio un poco de vergüenza repartir los afiches, admite la niña, pero su profesora de yoga le dijo que la ayudaría en cualquier iniciativa que tomara para promover la protección del medio ambiente.

“Los niños son capaces de enseñar a los adultos a través de sus actuaciones, sus manifestaciones y preguntas”, dice Martha Pérez, subsecretaria de Estado de Educación e Información Ambiental, al hablar de la importancia de concienciar a los menores acerca de la preservación de los recursos naturales.

Pero el cuidado del medio ambiente es un tema transversal en la vida cotidiana, que implica no sólo asumir una actitud positiva en la relación con los elementos de la naturaleza en la calle, el trabajo y la escuela, sino también -y tal vez más importante- en el hogar.

Por eso es importante que la educación ambiental comience desde esa etapa y precisamente desde la familia. Ahora bien, ¿están los adultos suficientemente concientizados como para educar a sus hijos en la preservación del medio ambiente? “Tal vez sería muy exagerado decir que sí, pero igualmente lo es si decimos que no”, contesta Pérez. “Generalmente la persona adulta tiene los conocimientos y sabe qué hay que hacer en cada caso, lo que pasa es que hay una cultura de insensibilidad y despreocupación que hay que trabajar”.

Los adultos sirven de ejemplo para los niños, y muchos necesitan ser instruidos para poder orientar a sus hijos. Por eso, la subsecretaria de Estado de Educación e Información Ambiental opina que las instituciones públicas y privadas deben tomar en cuenta a los adultos en sus programas. En su experiencia, María Pía Rey Aguirre y Massiel Cabrera, maestras de Ciencias Sociales y Lengua Española de The Community For Learning, pudieron darse cuenta de cómo los padres reaccionaron favorablemente a la inquietud de los alumnos.

“Se nota que hay una retroalimentación”, comenta Cabrera. “Es fundamental el apoyo en la casa, porque un trabajo que uno hace aquí y no se habla en la casa no se continúa”.

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